«A la mañana viene la alegría»

2 nov 2023

(Aniversario de la Declaración de la Alhambra como Patrimonio Mundial)

«Por algún tiempo, el principal deleite de la señorita Dolores ha sido... un par de pichones que han entrado ya en el sagrado estado del matrimonio.... Para que pudieran hacer vida doméstica, Dolores les había arreglado un... cuartito junto a la cocina, cuya ventana daba a uno de los... patios [de la Alhambra en Granada].... Su virtuosa unión se vio al fin coronada por dos preciosos huevos... que estremecieron de alegría a la cariñosa joven. No hay nada tan... digno de admiración como... [aquellos] jóvenes esposos... [que se] turnaban en el nido hasta que nacieron los polluelos, y mientras la tierna prole necesitaba calor y abrigo, el uno quedaba en el nido y el otro salía fuera para buscar comida y traer a la casita provisiones.

»... [Sin embargo, ayer] temprano, cuando Dolores daba de comer al macho, tuvo la idea de enseñarle el gran mundo; así que, abriendo una ventana... lo lanzó de pronto más allá de la muralla de la Alhambra. Por primera vez en su vida, el asombrado pájaro tuvo que valerse de todo el vigor de sus alas. Se precipitó hacia el valle y luego, levantándose súbitamente, se remontó casi hasta las nubes. Nunca se había visto a tal altura ni había gozado de las delicias de volar.... Todo el día lo [pasó] dando vueltas, girando en caprichosas curvas, de torre en torre y de árbol en árbol.... Era como si se hubiera olvidado de su casa, de su tierna compañera y de sus dulces pichoncillos.

»Aumentando la ansiedad de Dolores... el fugitivo... [parecía] estar muy fascinado con la compañía de [perjudiciales amigos: dos palomas ladronas] que [emprendieron] la tarea de enseñarle a vivir... y [estuvo] volando con ellos por encima de todos los tejados y campanarios de Granada.... Para agravar la situación, la hembra, después de estar varias horas en el nido sin ser relevada, salió al fin en busca de su compañero desertor, pero estuvo tanto tiempo fuera, que los pichoncillos perecieron por falta de calor y de abrigo del pecho materno....

»Durante la noche, la inconsolable Dolores no pegó los ojos.... [Pero] aunque por la noche nos visite el llanto, a la mañana viene la alegría [—dice el salmista David1]—. Lo primero que vi, al salir de mi cuarto esta mañana, fue a Dolores con el truhán del palomo extraviado en sus manos, y sus ojos brillando de alegría [—relata Washington Irving en uno de sus Cuentos de la Alhambra titulado “El truhán”, que escribió mientras vivía en la Alhambra misma—].... Así como el Hijo Pródigo, el hambre lo había impulsado a volver a casa.2 Dolores, a la vez que lo regañaba, [lo acariciaba] y lo cubría de besos. Observé, sin embargo, que había cuidado de cortarle las alas para evitar futuras escapadas, precaución que hago constar en beneficio de las que tienen amantes inestables y maridos callejeros.»3

Más vale que las tales mujeres a las que alude el escritor Irving le hagan caso, determinando cortarle las alas a su infiel compañero. Por ejemplo, si insistieran en tener la libertad de revisar en cualquier momento las imágenes y los mensajes en su teléfono, bien pudieran pasar menos noches sumidas en el llanto y disfrutar de más mañanas llenas de alegría.


1 Sal 30:5b
2 Lc 15:11-32
3 Washington Irving, «The Truant» [El truhán], The Alhambra, tomado del Proyecto Gutenberg de libros electrónicos, 15 septiembre 2015, actualizado 25 enero 2021 <https://www.gutenberg.org/cache/epub/49947/pg49947-images.html> En línea 30 mayo 2023; revisión mía de la traducción del inglés en la 13a. edición de Espasa-Calpe: Washington Irving, «El truhán», Cuentos de la Alhambra, 13a. ed., Trad. J. Ventura Traveset (Madrid: Espasa-Calpe, 1987 [1832], Colección Austral) <https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/cuentos-de-la-alhambra--0/ html/00056d68-82b2-11df-acc7-002185ce6064_2.html#I_8_> En línea 29 mayo 2023.
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